Jueves 20 de julio, Cineplanet, 16:05 horas, esquivando a decenas de personas extrañas vestidas de rosado por el estreno de Barbie. Primera función oficial de Atrapado en mi Mente en Lima (no, no me invitaron al Avant Premier) pero estoy allí, con mi canchita y Coca Cola Zero listo para ver la primera película del director y guionista peruano Richard Santaria, a quien tuve la suerte de conocer hace 20 años cuando ya era un diestro editor y postproductor.

Siempre que voy a ver una película peruana luchan dentro de mí, mi tendencia a esperar poco, y el ansia de ser sorprendido con alguna luz que me haga creer en el cine peruano. Es como ir al estadio a ver a la selección contra Argentina o Brasil, con el miedo natural de ser goleados, pero conservando, en un rincón oscuro, el tímido deseo de que suceda lo inesperado, lo sorprendente, lo imposible.

Atrapado en mi Mente es un thriller producido por Trébol Producciones -grabado durante la pandemia- que toca el tema del ciberacoso y como puede convertirse en un caso real de violencia. Grafica de manera cruda todos los estragos que puede ocasionar una relación parasocial: la colección de fotografías del stalker, las fantasías sexuales, la pérdida del sentido de la realidad, la soledad y el vacío compensadas por el internet, y la ficción de que los Youtubers son parte de nuestras vidas, se aglomeran en Christian, el protagonista.

¿Se puede jugar un partido de fútbol contra Argentina o Brasil con solo dos jugadores? En otras palabras, ¿Puede hacerse una película con solo dos personajes? Pues sí, hay obras maestras como Mi Cena con André, dirigida por el cineasta francés Luis Malle, o largometrajes donde el noventa por ciento del tiempo solo aparece un solo actor, como El Náufrago de Robert Zemeckis, que tuvo dos nominaciones al Oscar, además de 15 premios incluyendo un Globo de Oro para Tom Hanks como mejor actor.

El riesgo de jugar contra un campeón mundial, es tener al árbitro en contra. El gran riesgo de esta película, y también lo que la hace sorprendente y especial es que Atrapado en mi Mente es una película de solo dos actores, con un 95% de las tomas realizadas en una sola locación y el resto en exteriores. Riesgo compensado por la gran expresividad y el talento de Sebastián Stimman, quien encarna un solo personaje que en realidad -en diferentes espacios de la historia- es muchos personajes. Buena actuación, también, de Andrea Luna en el papel de Verónica, que también es múltiple: la sexy Youtuber, la madre malvada, la víctima y la victimaria.

Otra virtud, además de las buenas actuaciones, es la música que ha sido cuidadosamente seleccionada para acompañar la tensión y las emociones del filme. Un gol más de Perú, es el brillante trabajo de cámara, como para dar una clase de continuidad y planos a un salón de pulpines que estudien comunicación audiovisual.

Sin spoilers, la película trata de Christian, un joven con problemas mentales que se obsesiona con Verónica, una Youtuber con miles de seguidores que, al exponerse, puede atraer a todo tipo de personas, incluso la más perversas. Christian se va transformando en un ser aterrador que atrapa a Verónica en una pesadilla. Pero una pesadilla suele ser un sueño extraño donde de improviso todo puede cambiar, donde el miedo y la ira transforman tanto al predador como a la presa. ¿Somos buenos o malos? Toda mente esconde un lado oscuro que sale a flote según las circunstancias que se nos presenten, podemos ser un ángel o un demonio si se detonan, dentro de nuestra mente, los botones adecuados.

Atrapado en mi Mente ha participado en el V Festival Insólito de Cine de Terror y Fantasía, donde fue muy bien recibida por los seguidores del género; también, ha sido seleccionada para varios festivales como Insólito Film Festival de Perú, y Pink Love Film Festival de España. Hay que ir a verla, además, porque juega Perú.

Todos sabemos que las películas peruanas deciden su suerte la primera semana de estreno. A diferencia de las grandes producciones hollywoodenses que se mantienen por semanas sin mucho esfuerzo, las salas de cine suelen sacar de cartelera las películas nacionales luego de la primera semana (a menos que tenga buena taquilla) ¿Desconfianza? No, solo negocio, cálculo y poco interés de que el cine peruano crezca. He salido del estadio contento, no importa el resultado, igual ganamos.