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¿POR QUÉ ODIAMOS A ARJONA?

Publicado: 2017-09-26

Es un sentimiento compartido, irracional, tal vez injusto, quizá fruto de la envidia, o percepción subconsciente de su falta de sinceridad o de humildad. 

No nos ha hecho nada, es inocente, pero nos tortura con su frases hechas, con sus poses  de  filósofo  de  cuarto de  hotel,  con su  look  de  pelucón subte,  con letras sobre temas profundos y que, sin embargo, suelen ser superficiales.

El Coelho de la canción, el Shakespearito de la poesía, el poeta de los clichés. Aquí un breve recuento  de  las  razones  por  las  que  miles  de  personas  como yo  -en contraparte  de  los  millones  de   admiradores  que   lo  siguen-  escuchamos  sus canciones con náuseas estéticas y arcadas emocionales.

1. Por  querer  imitar  a  Sabina  (y  a  otros)  sin  lograrlo.-  Las  investigaciones policiacas  no  han  tenido  todavía  resultados  contundentes,  pero  indicios  y sospechas  hay  muchas.  Los  parecidos  no  son  literales  pero  digamos  que sospechosos:

Yo le quería decir la verdad por amarga que fuera, contarle que el universo era más ancho que sus caderas,  le dibujaba un mundo real no uno color de rosa,  pero ella prefería escuchar mentiras piadosas. (Joaquín Sabina, Mentiras Piadosas, 1990) 

Yo no quería mentir me hiciste un mentiroso;  hoy solo digo lo que tú quieres oír  como un acto piadoso. (Ricardo Arjona, Mentiroso, 1999) 

O tal vez:

Extraño como un pato  en el  Manzanares,  torpe  como  un  suicida  sin vocación, absurdo como un belga por soleares,  vacío como una isla sin Robinson,  oscuro como un túnel sin tren expreso,  negro como los ángeles de Machín,  febril como la carta de amor de un preso, Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. (Sabina. Así estoy yo sin ti, 1987) 

Como querer  bajar  a  pedradas  una  estrella  fugaz,  como querer  encontrarse un humano sin antifaz, como decir que Hitler murió en paz, y que el guasón jamás uso un disfraz. Como decir que Madonna es puritana y conservadora o asegurar que Donald Trump vive en un departamento en mora, y que Lucía y la Vero se adoran, y que Pablito Ruiz canta en la nueva trova, Así de ilógica es mi vida sin ti (Arjona, Así de ilógico, 1991) 

Pero ¿Por qué estamos comparando a Sabina y a Arjona? Podemos comparar las canciones de Arjona y Silvio Rodríguez también:

El Problema. Silvio Rodríguez (1991)          El Problema. Ricardo Arjona (2003)  Mujeres. Silvio Rodríguez (1978)                Mujeres. Ricardo Arjona (1992)        Tocando Fondo. Silvio Rodríguez (1994)  Tocando Fondo. Ricardo Arjona (2008) 

Sin comentarios. Tal vez fue al revés, Sabina copió a Arjona (Como copió a Brassens), y claro, Mozart copió a Salieri.

2. Porque le  falta  cuidado  estético  en  sus letras.- No  todas las  canciones de Arjona son malas. Uno encuentra en ellas metáforas  bien logradas. Éstas  hacen que sus seguidores lo eleven al altar de poeta; sin embargo suele acompañar sus bellas frases  con  frases  hechas,  o  expresiones  realmente  burdas que echan a perder cualquier canción con espectacular contundencia:

 …Si me dices que sí, se fugará lo incierto y esa cosquilla en la panza cuando estás por venir... (Dime que no, 1998) 

mejor todavía:

 ...Una copia de un Van Gogh, catorce deudas, y solo  un  saldo  a mi favor, y  es que cuando llegas por las noches le  pones  el  ruido  a  mi  colchón.  (Millonario de luz. 1998) 

Que tal esta frase: 

...Te saludaba con mi cara de asustado, mientras le pedía a Dios que se tapara el escusado. (El Portero. 1994) 

¿Linda no? Tal vez sólo sean pachotadas de la intuición para llegar a los públicos masivos, y funciona. 

3. Por  su  pretensión  de  tener  respuestas  para  todo.-  Arjona  pretende  ser  un filósofo que tiene soluciones,  que da  reglas  morales, que  pontifica. Por  eso  los intelectuales  lo  detestan   ¿Qué  sabe  él  de la  vida?   Vemos su  pose  de  sabio mezclada con una prosa dura carente de originalidad. He escuchado a más de una jovencita hablar de la profundidad de las letras de Arjona, de su ética social, de su perspectiva del amor y de la realidad que enuncia en sus canciones. Esto nos suele desagradar  a  quienes  no  pensamos  como  él.  Tal  vez  a  los  jóvenes,  que  buscan respuestas, la filosofía Arjoniana les dé vislumbres de sabiduría, para los que leemos un poco, nos resulta incómodo que nos esté dando consejos todo el tiempo. 

4. Porqueloodiamospues.- Que me perdonen las  chicas  de  su  club  de  fans,  las señoras de las cuatro décadas, las mujeres de las que escribió Neruda y a las que pintó Picasso. El odio es irracional, pero curiosamente somos legión los que pensamos lo mismo, tal vez lo odiamos de una vida pasada (No eres tú soy yo) o percibimos subconscientemente su comunicación no verbal que nos dice que es poco sincero. Serán culpables  los  aspectos  astrológicos  de  su  carta  natal,  pero  a  pesar  de algunas buenas letras,  no  llega a caernos bien.  Lo percibimos engreído y preten-cioso y a la vez cotidiano y común.

Perdónenme arjonianas del mundo, fans de los pingüinos en la cama, de las novias viejas y de los minutos que son cadáveres de  momentos. Perdonen  a este  hereje blasfemo que injuria a un ídolo de la canción, hijo predilecto de Guatemala, que ha vendido en su carrera más de treinta millones de discos y es considerado uno de los cantautores más exitosos de latinoamérica.


Escrito por

Tomás Carlos Barriga

Comunicador social, docente universitario, poeta en un mundo sin poesía y escritor desolado.


Publicado en

Las Crónicas de Uqbar

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