¿PARA QUÉ SIRVE UN DEBATE?
Para nada útil en realidad. Por supuesto, tiene varios usos inútiles:
1. Sirve para confrontar propuestas, entiéndase buenas intenciones (en el mejor de los casos) o mentiras (en el peor). Las propuestas no son hechos, son las cosas que se nos han ocurrido y que creemos nos darán más votos. Sonrío de costado cuando escucho a alguien decir que prefiere las propuestas de uno u otro candidato. Todavía seguimos esperando el balón de gas a doce soles, como “propuso” el candidato que ganó las últimas elecciones.
2. Sirve para que los candidatos se den “buenos golpes”, es decir, se “saquen sus trapitos”, “muestren sus cochinaditas”, o en buen castellano, compitan en ingenio para ver quién puede crear la frase más corrosiva, apelando a algún error que el otro cometió, a algún hecho pasado oscuro o sin aclarar. Celebramos los golpes como en una pelea de box, y claro, agrandamos los derechazos que da nuestro candidato y minimizamos los del rival. Pienso que un debate deja con los ojos morados y las costillas rotas a ambos contendientes.
3. En esta misma línea de combate, sirve para que se desprestigien mutuamente y por televisión en directo: “Calla viejo”, “tu papá ratero”, “gringo vete del Perú”, “devuelve la plata de tus estudios”, “Lobista”, “corrupta”, “Candidato de los ricos”, “ociosa que nunca trabajó en su perra vida”, “Te fuiste a EE.UU. 8 días en plena campaña”, “faltaste 500 veces al congreso en 5 años”, "vende patria", "mala hija", “viejo pituco”, “china loca”… perdón me emocioné.
4. También sirve para comparar promesas. ¿quién promete mejores cosas? Como si las promesas de campaña se sustentaran en una base real. ¿Realmente creemos que van a cumplir todo lo que prometen? Estadísticamente sabemos que los candidatos prometen 100 y cumplen 10. “Debemos prometer lo que creemos que la gente quiere, ya cuando ganemos se verá, trataremos de cumplir y si no se puede, improvisamos y ya.” (En las últimas elecciones un candidato que no pasó a la segunda vuelta prometía la pena de muerte para los violadores de niños ¿no saben los electores que no podemos aplicar la pena muerte sin salirnos de tratados internacionales que hemos firmado? ¿lo sabe el candidato y lo usa demagógicamente? ¿lo ignora?
5. Por último también sirve para hacernos creer a las masas que podemos votar de forma informada, de que podemos elegir, de que podemos tener un voto consciente. ¿Acaso el peruano vota con la consciencia? No, mi querido compatriota, los peruanos votamos con las vísceras, con el corazón, el hígado, los riñones y, a veces, hasta con los intestinos. “Yo vi el debate y por eso mi voto es informado”, mentira, un debate no te informa, el debate apela a tu percepción, a tu simpatía, a lo que quieres oír, a resaltar que el otro es más malo que yo. Estar informado es conocer sus biografías, sus currículos de vida, lo que hicieron en el pasado, como tratan a la gente, qué tipo de personas son. Las personas informadas no necesitan un debate para decidirse.
No pues, un debate no sirve para nada útil. Deberíamos hacer como las empresas cuando buscan un gerente o un administrador (en realidad para cualquier cargo): ver el currículum. Allí hay cosas reales, lo que hiciste, lo que lograste, de dónde vienes, qué sabes hacer, que habilidad tienes, cuál es tu gracia. Tal vez esa sea la mejor forma de elegir: por el pasado (lo que hizo) y no por el futuro (promesas que solo Dios sabe si podrá cumplir).
Algún día los peruanos nos daremos cuenta que al votar no deberíamos pensar en lo bien que se disfraza el candidato cuando va a una comunidad campesina, ni si come chicharrón o ceviche en el mercado; no deberíamos tener en cuenta si es hombre o mujer, o si tiene 40 o 70 años; deberíamos tomar en cuenta su pasado, sus capacidades y si podrá gobernar con eficiencia solucionando los problemas que tenemos (que son muchos). Un presidente es un empleado que contratamos por 5 años para que administre nuestra plata, para que nos dé seguridad, para que lleve nuestra empresa hacia adelante y solucione nuestros problemas, viene además con equipo de trabajo incluido ¿No deberíamos ser más exigentes?