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¿QUÉ CELEBRAMOS EN NAVIDAD?

Publicado: 2013-12-24

Agotado, maltrecho y sin dinero, terminé el 23 de diciembre luego de recorrer decenas de centros comerciales en pos del regalo ideal, del juego de luces más bonito, del adorno más cool. Enfrascado en la vorágine consumista, obsesionado por conseguir la oferta que me permitirá decirles sin palabras a mis familiares que los quiero y que por eso les compré el pack de perfumes o el muñequito navideño rebajado en un 70%. 

Pero, ¿qué es en realidad la navidad? A manera de teoría todos sabemos que celebramos el nacimiento (natividad) de Joshua ben Yafet, (Jesús hijo de José) el fundador del cristianismo hace más de dos mil años, en un pesebre o en una cueva, rodeado de animales, entre pastores y ángeles cantando bajo una supernova en el cielo.

Lo que pocos saben es que ante la total falta de datos sobre la real fecha del nazareno, la fiesta de la navidad empezó a celebrarse oficialmente a partir del año 345, por disposición de la iglesia romana. Se consideró adecuado (práctica común durante los dos mil años de vida de la iglesia) superponer la fiesta cristiana a las celebraciones paganas más importantes (estrategia ideológica le llaman). En Roma, era común celebrar en el solsticio de invierno el nacimiento del Mitra, un dios persa adoptado por el panteón romano, y considerado el dios del sol. Otra celebración que se practicaba en la misma fecha era el nacimiento del sol invictus. El emperador Constantino, creyente de esta fe, cuando incorporó y legalizó al cristianismo en el siglo IV, consideró fijar la fecha del nacimiento de cristo el día del nacimiento del sol.

Regresando al presente, son cientos de soles -de nuevos soles en realidad- los que se han esfumado bajo la cortina engañosa de las tarjetas de crédito que algún día pagaré. Ya estamos en casa verificando la lista de regalos  y empezando el proceso de envolverlos con los papeles que nos han dado en los supermercados y tiendas de almacenes. Ya diseñamos con mi niña las tarjetitas con los nombres de los afortunados destinatarios. Ayer me amanecí arreglando las luces de colores en la ventana, pegándolas con cinta de embalaje y haciendo peligrosas conexiones y empalmes para las graciosas estrellitas.

Y sin embargo, sigo pensando porqué algunos investigadores sitúan la real fecha del nacimiento del Jesús histórico en el mes de marzo, y otros en octubre. Los cristianos ortodoxos celebran la navidad el 7 de enero.

El asunto es más complejo de lo que parece. Primero, si tomamos la Biblia como fuente, en ella se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías, su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén. Segundo, según Lucas, Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. Tercero, el antiguo testamento indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno. Atando los cabos sueltos, si contamos los turnos desde el comienzo del año,  si, además, los embarazos de Isabel y María fueron normales, entonces Juan habría nacido en marzo y Jesús en septiembre. Esto sería compatible con el dato de que la noche del nacimiento los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en el frío diciembre, sino más bien entre septiembre y octubre a principios de Otoño.

Por fin terminamos de armar el árbol, coloqué las luces y la pequeña Mónica fue la encargada de poner los adornos todos rojos. Un poquito de nieve artificial y claro, el nacimiento: El niño, San José, María, El burro y el buey. Pensar que fue San Francisco de Asís quien en 1223 dio origen a lo que hoy conocemos como pesebres. 

Todo está quedando listo, ya se está preparando el chocolate caliente para soportar el crudo invierno (aunque estemos en verano), está listo el panetón auténticamente italiano hecho en Perú (los italianos comen su panettone con queso mascarpone). Deberíamos tal vez -como los colombianos- llamarlo simplemente pan de frutas europeo. Pero como sea, ya está listo para comerlo con mantequilla, y combinarlo con el pavo horneado y relleno a lo fiesta de acción de gracias norteamericana (Gracias Dios por hacerme vegetariano).

Resumiendo: la navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad es originario de zonas germánicas y probablemente de tradiciones celtas más antiguas, se incorporó como señal de abundancia y con su simbolismo primitivo de culto a la naturaleza. Por otro lado, la imagen de San Nicolás, nacido cerca del año 280 en Anatolia merece una mención especial.

Nicolás fue una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media y del que aún hoy se conservan reliquias en la basílica de San Nicolás de Bari en Italia. Fue hijo de una familia acomodada. Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático, mientras que su madre pretendía que fuera sacerdote como su tío, el obispo de Mira. La peste solucionó el dilema al llevarse a ambos. El muchacho, conmovido con la desgraciada situación de su gente, repartió sus bienes entre los necesitados y se ordenó como sacerdote a los 19 años. Más tarde, llegó a ser obispo y de él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros y sus bondades para con la gente pobre. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la Lorena. Tenía especial inclinación por los niños. Su fama de repartidor de obsequios se basa en la historia de un empobrecido hombre padre de tres hijas, que no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Cuentan que Nicolás les entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. El sacerdote entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas que colgaban sobre la chimenea para que secaran.

En los países europeos este personaje recibe el nombre de Papá Navidad, (Father Christmas en inglés, o Père Noël en francés), de la castellanización del francés aparece el sobre nombre de Papá Noel. Sin embargo la historia del viejito bonachón cambiaría cuando la empresa Coca Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que rediseñara su figura para hacerlo más humano y creíble. Y aunque ya existían versiones de Noel de rojo (el color de los obispos) la verdadera popularización de estos colores como los oficiales no ocurre hasta 1931, luego de la campaña masiva de Coca-Cola.

Salgo nuevamente a la calle y escucho a los prehistóricos Toribianitos por doquier: “vamos pastores vamos, vamos a Belén…”, y compro los último artilugios: la bengala, el encendedor, el puré de manzanas; “...con mi burrito Sabanero voy camino de Belén…”, y sigo comprando cosas de la lista: la Coca Cola Zero para los diabéticos, el agua sin gas para los ligth, “…tuqui tuqui tuqui tuqui; tuqui tuqui tuqui tu…” , llené de nuevo la canasta y nuevamente el ritual consumista: la fila de 30 metros, la tarjeta de crédito, el voucher con los puntos y la pregunta de la cajera: ¿desea donar sus céntimos para las aldeas infantiles?, ya pues, dono mis céntimos y eso que no pago en efectivo, para que el supermercado haga esas donaciones a su nombre y reduzca su pago de impuestos, total es por una buena causa. Además prefiero a los Toribianitos antes que las sesudas canciones de Julio Andrade.

Cuando era niño, aprendí que los solsticios son los momentos del año en que el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año. Es muy lógico entonces que el sol, o Dios, nazcan en esta fecha. Para el hemisferio Norte entre el 20 y 24 de diciembre; y en el hemisferio Sur, entre el 20 y 24 de junio; fecha que se celebraba en el Imperio de los Incas con el nombre de fiesta del Sol o Inti Raimi.

Ya están listos y envueltos el bombo, el Monopoly Imperio y las Ecuestria Girls para mi niña; ya están decorados con moño rojo los zapatos Grendha y el Red door para mi esposa. Ya encendí mi primera bengala mientras tomo mi chocolate helado.

¡Feliz solsticio para todos!


Escrito por

Tomás Carlos Barriga

Comunicador social, docente universitario, poeta en un mundo sin poesía y escritor desolado.


Publicado en

Las Crónicas de Uqbar

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