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JOAQUÍN SABINA, POSTMODERNIDAD Y BARROQUISMO

Publicado: 2012-10-31

“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”

Expresión de postmodernidad, bricolaje e insolencia. Demasiado poeta para ser un cantante comercial. Demasiado cachondo, soez y lenguaraz para ser poeta clásico. Muy escandaloso, genial  y marketero, para ser olvidado. Demasiado entrañable, vulnerable y sincero para no quererlo un poco.  Joaquín Ramón Martínez Sabina (Úbeda, 1949) conocido artísticamente como Joaquín Sabina, es un caso típico de la cultura del espectáculo, expresión de cinismo y sensibilidad; de lujuria y barroquismo. No puede pasar desapercibido para la historia.

Lo más extraño de todo es que uno se recorre toda la web buscando críticos de Sabina y no los encuentra. Tal vez una crítica de cuando se le apagó la voz en un concierto, un página que lo odia en Facebook, pero no más. Nada que ataque su poética, su retórica o su estilo. Nada que destroce su afilada y mordaz forma de describir la realidad y la irrealidad. Lo cual es muy extraño ya que como señala Javier Menéndez Florez, es un poeta que ha vendido más libros de su primer poemario Ciento volando de catorce, que el más laureado representante de la literatura española del siglo XX, Rafael Alberti, de su principal poemario Marinero en Tierra.

"Malditas sean las muertes naturales, los que besan a plazos mensuales y se confiesan en cuatricomía, las mariposas macho con corbata, los pétalos de rosa de hojalata, la vil y escandalosa mayoría."(1)

Empezó escribir poemas a los catorce años. A los diecinueve,  inició estudios de filología románica en Granada, donde dice haber descubierto a Vallejo, a Neruda, y al comunismo. Lo cual –en épocas de Franco y luego de alguna travesura con bombas molotov-  le costó el exilio, primero en París y luego en Londres. Ha producido más de veinte discos, ha compuesto decenas de temas para diversos cantantes y realizado cientos de conciertos. Ha publicado nueve libros con letras de canciones y poemas.  No le gusta que le digan cantautor, ya que dice que el término le hace sentir como si le pusieran un ladrillo en la cabeza. La palabra  poeta le parece un traje que le queda demasiado ancho.

"¿Pero quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón." (2)

Su cinismo suele ser épico. En los años 70 se ganaba la vida cantando en el metro, restaurantes y cafés. Se cuenta que cantó frente a George Harrison en 1974, quien celebraba su cumpleaños en el bar Mexicano-Taverna, y recibió del  ex-beatle una propina de cinco libras. Contó alguna vez que conserva el billete como un tesoro, pero en otras ocasiones ha desmentido su propia leyenda afirmando que se los bebió esa misma noche. Su cinismo es elegante y autocrítico; se ríe de sí mismo en las situaciones más críticas y las circunstancias más trágicas.

"Mi segunda mujer era una bruja

Y yo, tan mamarracho, que besaba, el suelo que pisaba.

Se llamaba... digamos que Maruja.

Aquel día, volví pronto del tajo,

y, en mi cama, debajo de un idiota,

una dama, en pelotas, se lo hacía.

Y yo que nunca había estado en una orgía,

quitándome las botas, me dije: ésta es la mía,

y tanto que lo era, la del tacón de aguja era Maruja." (3)

Sufrió de un infarto cerebral. Pasó por periodos de profunda depresión. Fue premiado por la revista Rolling Stones como artista del año. Abandonó las drogas que lo acompañaron durante gran parte de su vida.

“por las drogas sólo siento nostalgia” “me gustan las drogas y el alcohol, pero detesto a los drogadictos y a los borrachos”. (4)

Dialogó por cinco horas con Fidel castro, flirteó con Fito Páez en un tórrido romance que tiene como hijo ilegítimo el álbum Enemigos íntimos,  terminando de un portazo la relación y las giras juntos con las versos al pie de su documento de divorcio:

“El rol del patito feo, no me va te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a ti te cuesta tan poco”. (5)

De Joaquín Sabina se pueden afirmar demasiadas cosas. Es una figura del espectáculo, casi marginal a ratos y demasiado popular en otros. Es un poeta que escribe canciones y un cantautor que a veces escribe poesía. Típico poeta de la sociedad del espectáculo donde su vida es tan importante como lo que escribe y en algunos casos se mezclan. Es precisamente lo que caracteriza a la era postmoderna de los medios de difusión masiva,  que a partir de la exhibición pública del artista se pone en un mismo plano de exposición la vida y la obra del autor. Componer la canción Juana la Loca a su abuelo gay, contar  sus discrepancias con su manager en El joven aprendiz de pintor y otros casos similares,  ubican a Sabina como un poeta postmoderno.

"Cuando se despertó no recordaba nada de la noche anterior,

'demasiadas cervezas' dijo, al ver mi cabeza al lado de la suya, en la almohada...

y la besé otra vez, pero ya no era ayer, sino mañana.

Y un insolente sol,  como un ladrón, entró por la ventana." (6)

Prueba de esto último es el  hecho de que los libros editados sobre Joaquín son biografías o compilaciones de anécdotas y entrevistas.  La exposición de Joaquín llega a los programas de televisión y de radio, los sitios de internet, las revistas son de interés general y de la prensa del corazón, es decir, el sistema de producción y consumo del llamado mundo del espectáculo.

"Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño."(7)

¿Por qué un poeta barroco?  El barroco expresa el concepto de artificio confuso, de capricho de la naturaleza, de extravagancia del pensamiento. El Barroco expresó nuevos valores; en literatura es abundante el uso de la metáfora y la alegoría. Representa un estado de ánimo diferente, más cerca del romanticismo que del renacimiento. El dolor psicológico del hombre, en busca de anclajes sólidos, se puede encontrar en el arte barroco en general. La fantasía y la imaginación se evocan en el espectador, en el lector, en el oyente. Todo es enfocado alrededor del hombre individual, como una relación directa entre el artista y su cliente.

En Sabina, el Barroco se expresa en la conciencia de una crisis, visible en los contrastes sociales, el hambre, la guerra y la miseria. La España de Sabina, se caracteriza por ser una sociedad marcada por el paro, la desesperanza, el miedo, la frustración y el terrorismo. Todo esto aunado a unas ganas de vivir a toda prisa, cierta euforia cultural y la confianza en las instituciones democráticas, cifrando su salvación en un individualismo abrumador. Esta situación se refleja en Calle Melancolía, en la que encontramos versos con amargos desengaños, dolor vital, desesperación, desamparo, y, posiblemente, los versos que mejor definen la España de los primeros años del postfranquismo.

"Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,

por la ciudad camino, no preguntéis adónde.

Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,

y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.

Las chimeneas vierten su vómito de humo

a un cielo cada vez más lejano y más alto.

Por las paredes ocres se desparrama el zumo

de una fruta de sangre crecida en el asfalto. …Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,

que viene de la noche y va a ninguna parte,

así mis pies descienden la cuesta del olvido,

fatigados de tanto andar sin encontrarte." (8)

El sarcasmo, la ironía y la mordacidad son determinantes en la obra poética de Joaquín Sabina. Las características formales básicas del Barroco se hacen patentes asimismo en sus letras: léxico de uso corriente entrelazado con cultismos, equívocos, retruécanos, contrastes y antítesis, así como construcciones anafóricas y el uso constante de variadas figuras literarias, alegorías e imágenes casi surrealistas.

"Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá

estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré

ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir,

este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti."(9)

Los discos más significativos y en los que Sabina alcanza la cumbre de su barroquismo por encima del resto de álbumes de su discografía son Yo, mí, me, contigo y 19 días y 500 noches. En el primero, porque ha sido atiborrado deliberadamente de lecturas en clave, y en el segundo, porque se muestra definitivamente dueño de sus recursos de estilo. Por ejemplo, Contigo repite dieciocho veces “yo no quiero”  formando dieciocho versos endecasílabos, una de las métricas preferidas del Barroco, la mayoría de ellos consecutivos. Como efecto de significación, el “yo no quiero”  ofrece a la vez la preeminencia de un enunciador en primera persona y su  negativa, otro rasgo barroco, de una concepción del amor que se frustra y  reniega

"Yo no quiero un amor civilizado con recibos y escena del sofá;

yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros; yo no quiero sembrar ni compartir;

yo no quiero catorce de febrero, ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas; yo no quiero que elijas mi champú;

yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde; yo no quiero columpio en el jardín;

lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí." (10)

Juega con la irreverencia religiosa –lo cual le ha ganado alguna antipatía del clero-  llegando a extremos que, sin embargo, no dejan de ser poéticos.

"Acércate a su puerta y llama si te mueres de sed,

si ya no juegas a las damas ni con tu mujer.

Sólo te pido que me escribas, contándome si sigue viva

la virgen del pecado, la novia de la flor de la saliva, el sexo con amor de los casados.

Dueña de un corazón, tan cinco estrellas,

que, hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella.

Y nunca le cobró la Magdalena."(11)

Critica  la política incluso a la de izquierdas,  a la cual pertenece, pero su crítica es emocional, valiéndose de lo cotidiano, restando importancia a los símbolos y cambiándolos con emocionales situaciones.

"Y las viejas banderas llamando a las trincheras

desde el mural añil de la pared

donde una mano ha escrito:  "Haydé, te necesito"

sobre la boina mítica del Ché." (12)

La lujuria es su aliada, su nube protectora que lo sigue donde va. Que tiñe también sus poemas a veces descaradamente y con escándalo;  a veces con maestría lírica y hasta romántica.

“No hace falta permiso para rodar desnudos por el piso como dos sordomudos; sin otro paraíso que el que mi lengua invoca a las puertas del cielo de tu boca.”(13)

Sabina puebla la red y millones de fans  lo imitan, tanto en lo que escribe como en su forma de vivir (lo cual puede ser terriblemente peligroso). Son famosos un par de imitadores de su estilo quienes actúan en la televisión española como Los Sabinas y que parodian el peculiar modo de Joaquín de construir imágenes con las palabras. En palabras de Sabina:

“es muy fácil imitarme, sólo hace falta no tener escrúpulos”. http://www.youtube.com/watch?v=pxUKX4uacrA

¿Y por qué escribo sobre Joaquín Sabina? Porque es un poeta no académico, expresión genial de la época y la cultura; de la erudición popular y el descaro de nuestra sociedad. No pasará desapercibido para la historia.

“…y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”.(14)NOTAS

(1) Benditos y malditos, de Ciento volando de catorce. Visor 16ta. edición, España  2001. (2) ¿Quién me ha robado el mes de abril? Tema del álbum El hombre del traje gris, 1988. (3) Pero que hermosas eran. Tema del álbum 19 días y 500 noches, 1999. (4) Sabina, en carne viva. Javier Menéndez Florez. Ediciones B, España, 2006. (5) Poema publicado en la revista Interviú, luego de la separación laboral. (6) Donde habita el olvido. Tema del álbum 19 días y 500 noches, 1999. (7) Amor se llama el juego. Tema del álbum Física y química, 1992. (8) Calle melancolía. Tema del álbum Malas compañías, 1980. (9) 19 días y 500 noches. Tema del álbum 19 días y 500 noches, 1999. (10) Contigo. Tema del álbum Yo, mi, me, contigo, 1996. (11) Una canción para la magdalena. Tema del álbum 19 días y 500 noches, 1999. (12) Postal de la Habana. Tema del álbum Yo, mi, me, contigo, 1996. (13) Ya eyaculé. Tema del álbum Ya eyaculé, 2002. (14) Donde habita el olvido. Tema del álbum 19 días y 500 noches, 1999.


Escrito por

Tomás Carlos Barriga

Comunicador social, docente universitario, poeta en un mundo sin poesía y escritor desolado.


Publicado en

Las Crónicas de Uqbar

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